El
próximo viernes a las 20.00 en la Librería Primado (Avda. Primado Reig
102, Valencia) tenemos el placer de invitaros a la presentación de LA
CAJA DE MÚSICA de OLGA MUÑOZ CARRASCO (Fundación Inquietudes y Asoc.
Poética Caudal) y LA CIUDAD DE LOS GATOS de AGUSTÍN LINUESA (Cocó
editorial).
La
caja de música es la ópera prima de Olga Muñoz, y el segundo poemario
en que nuestra asociación participa en la edición, haciendo posible uno
de los objetivos de la misma y de la Fundación Inquietudes: visibilizar
voces poéticas de gran potencia que no hayan sido publicadas. En este
caso es, sin duda, un poemario que promete y que tal y como se lee en el
prólogo de Yaiza Martínez "no se barrunta discontinuidad alguna entre los lugares habitados y el yo poético que los ocupa". Un poemario que no os dejará indiferentes.
Una
ocasión más de compartir, aprender y trazar puentes, en la que
disfrutaremos también de La ciudad de los gatos, de Agustín Linuesa,
editado este mismo año por Cocó editorial.
Hay una casa amarilla.
Hay dos patios donde colgar
mis manos junto a las tuyas.
Hay tres limones
sobre un arca de olor.
Existen también vencejos
alcobas hondas
gatos invisibles.
Me apresuro.
Quisiera despojarme de los brazos
para alcanzarlo todo:
el fogonazo y su ceguera
el sabor árido del estiércol.
Hay dos patios donde colgar
mis manos junto a las tuyas.
Hay tres limones
sobre un arca de olor.
Existen también vencejos
alcobas hondas
gatos invisibles.
Me apresuro.
Quisiera despojarme de los brazos
para alcanzarlo todo:
el fogonazo y su ceguera
el sabor árido del estiércol.
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El murmullo de la luz
arrastrándose en los patios
deslumbra a los habitantes
de la alta casa.
No quedan balcones
ni mujeres descalzas
en las barandas.
Sobre el alféizar
—sábana o cielo—
un breve pedazo azul.
El aire amarillo
impregna quicios lámparas.
Amarillo adherido a las puertas
libros amarillos
que traen luz a los ojos.
Amarilla la luz.
arrastrándose en los patios
deslumbra a los habitantes
de la alta casa.
No quedan balcones
ni mujeres descalzas
en las barandas.
Sobre el alféizar
—sábana o cielo—
un breve pedazo azul.
El aire amarillo
impregna quicios lámparas.
Amarillo adherido a las puertas
libros amarillos
que traen luz a los ojos.
Amarilla la luz.
(Olga Muñoz, La caja de música)
En el preciso
instante del hombre
La ciudad está dormida
En el preciso
instante del hombre
La voz corriendo a través del puente
En el preciso
instante del hombre
Huyendo a través de la cebada
En el preciso
instante del hombre,
sonriendo como
grises calaveras
Como monstruos
esperando
en el preciso
instante del hombre,
que llegue la noche.
Luego el cristal y
las manos lentas,
apenas el sexo
lamido me despertaba era un hombre bueno
y repartía mis
habas a los mocosos
y dibujaba con frío
figuras en la mañana con unos dedos
inventando
acertijos,
preguntándonos si
quizás una escalera bajo la nieve
Alguien amable que
yaciera por
colocar semillas
buenas entre su boca redonda
y ver crecer a los
muchachos
que hubieran nacido
como dientes
esperando el plomo
de la bala.
(Agustín Linuesa, La ciudad de los gatos)
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