lunes, 7 de noviembre de 2011

TOMÁS SEGOVIA, IN MEMORIAM

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Del frente al fondo Javier Gil, Carlos Piera, Tomás Segovia y Miguel Fernández
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En toda justicia no hay identidad. Lo único que puede haber es amor a la tradición, a la lengua, a la naturaleza o a los usos y costumbres, pero yo creo que eso no llega a ser identidad. Pero la ambigüedad que vivimos hoy en día es que, cuando el Estado necesita ser la encarnación de la nación para justificarse, entonces lo que hace es considerar que ese respeto a las tradiciones es su identidad. El problema es que nadie se atreve a decir que es injusto que un país dé más derechos a sus ciudadanos que a los extranjeros que viven en él. En España esto es muy claro, puesto que la izquierda está todo el tiempo diciendo que defiende los derechos de los inmigrantes, pero aún así todavía no se atreven a decir que un extranjero debe tener los mismos derechos. Y eso es porque detrás está la cuestión de la identidad. Un autor del siglo XVIII dijo que el patriotismo es el último refugio de un granuja." 
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TOMAS SEGOVIA, para la revista Babab
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Fallece en noviembre de 2011 Tomás Segovia, poeta, narrador y ensayista, nacido en Valencia, que vivió la mayor parte de su vida exiliado en México. Una extensa trayectoria poética, tan coherente y constante es irresumible acá. En los últimos años su poesía se densificó, se abismó en la claridad de las mañanas y desvelo secretos de una ontología que ligaba nuestra existencia a la morosidad de la mirada, la lectura de la naturaleza y la capacidad discernidora sobre el mundo y nuestra condición en relación a los vínculos, la vida desde la perspectiva de la muerte y el valor impagable de lo pequeño, de lo frágil, de la memoria y hasta del olvido que posibilita comenzar un siempre todavía. Lo amoroso, la pensatez, lo votivo o lo social eran temas que se entrecruzaban, desde una escritura sin estridencias y relámpagos ni filigranas. Sostenida por una vida que supo interiorizar un exterior vulnerable, desplazado, difícil de defender de las oxidaciones y los acosos. Poesía vida. Palabra respirando al solaz día con una pregunta pertinaz que nos vuelve la mirada, el corazón, hacia lo sustancial, lo irrenunciable, con humildad y osadía, con imborrable belleza y extrañeza por tanto que aún asombra y emociona, vincula. 
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V. G.
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La Fundación Inquietudes, con la colaboración de la Asociación Poética Caudal, publicó, Sonetos votivos, ver aquí. Aquella hermosa y completa edición de todos sus sonetos estuvo al cuidado de Javier Gil Martin y Miguel Fernández. 
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Visitar el blog del propio Tomás Segovia, aquí.
.Ahí una muestra:
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BISUTERÍA

[Con este título he ido recogiendo varios tipos de juegos poéticos, divertimentos, ingeniosidades e improvisaciones, y bajo el mismo han aparecido ya tres ediciones: En la Imprenta Universitaria, México, en 1980; en edición casera del Taller del poeta, alrededor de 1995-2000; y en Ediciones Sin Nombre, México, en 2006. Aquí se darán esprádicamente algunos inéditos o alguna muestra.]





ADIVINANZA

Ante la crisis famosa,
nada hay que más risa cause
que alguna opinión de alguno,
salvo quizá la chistosa
opinión de Fulanito.
Es fácil adivinar
por qué preferí dejar
algunos versos sin rima:
¡La que me caería encima
si se me ocurre rimar!

27 jul 11
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VERANO SIN DIQUE
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Qué impudor de la luz esta mañana
El mundo está echando desnudeces
Que casi nunca vemos
Va a ser difícil hoy
Que el alma perservere en sus tareas
Qué haremos si por fin el día
De veras se revuelca al sol
Con lo nunca tocado
Qué haremos si no hay nada que guardar
Para mañana.

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De Llegar (2005-2006) editado por Pre-Textos
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Lo que me impide despedirme en paz
Como nos gustaría a vosotros y a mí
Es preguntarme con alarma 
Qué vais a hacer del mundo
Cuando yo ya no esté
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De Aluvial (2007-2008) editado por Pre-Textos
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Reseña en El País (8-11-2011), al fallecimiento del poeta, aquí
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Discurso de recepción del Premio Juan Rulfo
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Tengo pensado en hablar de mi obra, aunque nunca me ha gustado hablar de uno mismo. Sin embargo, veo que todos los escritores premiados han hablado de si mismos y han considerado que el discurso de recepción sea una ocasión para contar al público cómo han hecho su obra o qué han hecho en su vida. Yo también voy a hacer eso, pero confieso que tengo miedo de parecer solemne, que es algo que odio, aunque en algunas situaciones creo que sí hay que ser solemnes, por ejemplo en la cama o tomando un café con algún amigo, pero nunca ante el público... 

Los premios también son eso que se llama consagración. O sea, consagran algo que ya existe, y eso mismo que consagran tiene a su vez un contexto social, histórico, político y cultural, esto último en el sentido de las corrientes y las identidades culturales. Entonces los premios generalmente consagran un consenso de grupos, de países o de tendencias, por eso me pareció muy raro que me lo hayan dado a mi, pues creo que yo no soy consagrable. 

¿Qué es lo que yo consagro? Yo no pertenezco ni a un país ni a otro, ni a ningún grupo, generación, corriente literaria ni nada parecido. Esto no lo he buscado, simplemente creo que así fue mi destino, pues desde he andado de un sitio para otro, cambiando de países, incluso de regiones dentro de los países. A lo largo de mi vida he ido cambiando de todo, incluso de esposa, y así he vivido toda mi vida. Nunca me he arraigado ni a un país, ni a una época ni a un matrimonio. Por eso me extraña más la concesión del premio, porque cuando se consagra algo se hace porque eso mismo que se consagra ya está arraigado. Y yo creo, insisto, que no soy consagrable.
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Tomás Segovia
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